lunes, 11 de abril de 2011

Día uno (11/abril)

Son las 8.28 a.m. 
Estoy en las afueras de la estación Las Mercedes -Linea 4-
En dos minutos más tendría que estar sentada frente a Manuel (mi profe de la universidad) quizá escuchándolo hablar sobre Bloch o Cardosso, quien sabe, pero eso no es lo importante en esta historia, lo importante es que ayer fue domingo (y hoy lunes, por cierto), uno de esos domingo que odiábamos. En esos que cortaba las cuerdas, las pocas cuerdas que sostenían la distancia entre tu y yo. Me recuerda a una canción de  Ismael Serrano que me dedicaste, era perfecta, como tú o como para la situación de la rabia y nostalgia dominguera. Quizá más adelante la escriba, porque borré a Serrano de mi vida. Junto contigo lo hice desaparecer.
Hace 17 minutos (que exactitud) te llamé [esto era lo importante  de la historia] y sólo lo hice porque ayer tuve un domingo de aquellos. 
Sabes, te escuchabas bien, quizá sorprendida por ser yo quien llamaba y también por la puta hora. Pero si, era yo preguntando por ti como estúpida, como huebona que no puede olvidar, porque aún le duele, o no tanto así, porque aún te quiere y te llamó pensando en ir a dormir contigo porque -hoy lunes- hace frío y da pena estar sola, me da espacio para el tedio, y el tedio me hace pensar en ti, y a veces en mi.
Ahora debes andar en bicicleta, de esas que presta la Muni de Providencia, quizá recorrerriendo el parque Bustamante, ahora que recuerdo una vez anduvimos en esas bicis, más bien me llevaste y yo gritaba que eramos como la película "Machuca" y casi nos caímos, dude unos instantes si realmente confiaba tanto en ti como para que me llevaras en Bici sin caernos, pero seguimos y la felicidad estaba estampada en nuestros rostros. Fue chistoso, si que lo fue.
Y es que me pongo nostálgica, es el primer lunes frío del año y el frío, no tan frío, me traslada a tu tiempo "cuando una suerte mejor me conoció".



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